Hacer frente al desafío: La raza y la inclusividad en el Sangha
El verano pasado viajé desde mi casa en Berkeley, California a Pátzcuaro, México para una semana de retiro de meditación de sangha “joven”. Digo “joven” porque en nuestro grupo de más o menos 20 personas, aunque variábamos en edad iniciando desde los 20 años hasta los 40, los años cronológicos no importaban. Éramos artistas, activistas, educadores y académicos unidos por una curiosidad por explorar cómo la creatividad y la práctica contemplativa podrían afectar los problemas sociales y ambientales más grandes de nuestro tiempo. Como una budista de 33 años de edad que baila y escribe, me sentí como en casa. Además de los participantes mexicanos, los jóvenes de corazón llegaron de diversos lugares de los Estados Unidos y de Europa. Durante el día, meditamos, estudiamos el Dharma, y participamos en actividades experienciales. De noche, disfrutamos de las hogueras, de la conversación, y tal vez de unos pocos sorbos de tequila. A medida que los días se convertían en lo que parecían años, nos hicimos buenos amigos. Los romances florecieron, se desintegraron, y volvieron a florecer. Nuestras fogatas nocturnas …